jueves, 17 de junio de 2021

Texto escrito para el catálogo de la de la 27º Bienal de San Pablo "Cómo vivir juntos" (2006)

La práctica asamblearia como continuidad del estallido político y social del 19 y 20 de diciembre de 2001, fue una experiencia determinante que nos reunió; como evidencia del agotamiento de las formas políticas establecidas, los asuntos comenzaron a ser definidos en asambleas. El Taller Popular de Serigrafía tomó de ese clima autogestivo la estructura de trabajo horizontal, y la posibilidad de pensamientos múltiples.
Es una práctica que busca crear las condiciones en las que queremos trabajar (como artistas, políticos, trabajadores, y amigos). Un esbozo de programa, con una mirada desde la lucha anticapitalista y de la izquierda independiente. Afirmamos ciertas ideas como una manera de comenzar a ponerlas en acción.

La gráfica política es un gesto que es posible rastrear en todos los momentos revolucionarios, un acervo histórico y simbólico de relaciones entre las vanguardias estéticas y las prácticas políticas radicales.

El impacto de los dibujos y los procedimientos del TPS fue posible porque se produjo, a partir de 2002, una necesidad de imágenes que pudieran testimoniar y multiplicar lo que estaba sucediendo, que dieran cuenta del estado de ánimo de la sociedad.
En ese contexto de agitación social y cuestionamiento del sistema político de las democracias capitalistas, espontáneamente encontramos compañeros y compañeras dispuestos a imprimirse la remera en el medio de una protesta en la calle. El taller se constituye entonces como experiencia colectiva de arte y movilización, como forma de rebelión.

Nuestro trabajo insiste en una acción directa y acumulativa: la producción de dibujos, consignas, frases, tipografías, ideas que se distribuyen principalmente a través de la serigrafía y de las banderas, en las manifestaciones donde confluimos con el movimiento piquetero, sindical, asambleario, estudiantil, fábricas recuperadas, activistas y artistas.

En el presente, el aparato del estado avanza en el intento de apropiarse de los espacios de protesta, operando en el imaginario colectivo y hegemonizando, por ejemplo, la lucha por la memoria y la justicia. Bajo esta estrategia de legitimidad de corte progresista, la desigualdad se naturaliza. Gran parte de la sociedad ha vuelto a un estado de anestesia, y los que siguen manifestando sus posiciones políticas son atacados desde los medios de comunicación masiva, y desde el estado a través de la persecución judicial de la protesta.

Inmersos en este escenario retomamos una de las primeras ideas del taller: aportar desde nuestra formación dando cursos de serigrafía, arte y diseño a los movimientos de desocupados con quienes nos hemos vinculado. Imaginamos en el espacio donde trabajamos -el predio recuperado por la Asamblea de Palermo Viejo- una escuela de artes y oficios donde podamos enseñar lo que queramos, una construcción libertaria.







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